“DORCAS”

Capacitacion LIDER
9 min readMar 2, 2022

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Mujeres de Influencia

MUJER QUE SE HIZO FAMOSA
POR SU COSTURA

Hechos 9:36–43

Significado del nombre: Dorcas implica «el femenino del corzo», «una
gacela», símbolo de belleza. Dorcas es el primer nombre griego
femenino que se menciona en el Nuevo Testamento, su
equivalente hebreo es Tabita que es la forma sirio-caldea del
hebreo Ziblah, o Tsibiah, nombre de una princesa de Judá, madre
del rey Joás. Wilkinson dice que «el equivalente griego del nombre
siríaco puede explicarse debido a su residencia en Jope, un puerto
de mar muy frecuentado y sin duda parcialmente habitado por
extranjeros que hablaban principalmente el idioma griego».
Nexos familiares: La Biblia calla respecto a los ancestros y genealogía de Dorcas.

En el pueblo costero de Jope ella se hizo popular por
sus obras de caridad y un grupo caritativo llamado Dorcas Society
[Sociedad Dorcas] se llama así en memoria de ella. He aquí una
mujer «que con una aguja bordó su nombre de manera imborrable
en las beneficencias del mundo». ¿Dónde aprendió a coser, a hacer
los vestidos para los pobres y destacarse por sus obras caritativas?
Posiblemente pudo haber sido en un hogar piadoso en el que le
enseñaron a usar sus dedos y su dinero para consolar y aliviar al
necesitado. Dorcas debe haber sido una mujer de buena posición
para servir a la humanidad con la libertad que lo hizo. En el relato
histórico que Lucas nos da, nos muestra cinco vislumbres de su
testimonio y de su obra.

Era cristiana
Se le llama: «una discípula», y de esta manera se le incluye entre
los numerosos discípulos que se mencionan en el Nuevo Testamento.
Mediante el ministerio de Felipe, el evangelista con poder del
Espíritu, se estableció en Jope, conocida ahora como Jaffa, una
iglesia cristiana, y desde una fecha temprana la iglesia no solo fue un
fervoroso centro de evangelismo sino también de un muy bien
organizado servicio social.
Dorcas posiblemente conoció a Cristo como su Salvador en esta
iglesia, y allí comprendió la visión de cómo podía servir a Cristo con
su dinero y aguja. Dorcas sabía lo que era tener un corazón
regenerado y esta fue la fuente de su vida desprendida y sus obras
caritativas. Detrás de su costura estaba un alma salvada. El dar
limosnas y hacer vestidos en sí no tiene ningún mérito delante de
Dios quien, en primer lugar, pide nuestros corazones antes que
nuestros talentos. Fue solo cuando rescataron a María Magdalena de
su pasado manchado que Cristo aceptó el deseo de ministrar sus
necesidades.
En nuestras iglesias y también en organizaciones encomiables hay
muchas mujeres que, con ideales humanitarios, se involucran en
varias actividades de ayuda con el único objetivo de hacer el bien.
Pero Cristo no las puso en ese servicio. Se embarcan en la tarea

tratando de imitar a Dorcas, aunque se olvidan de que cuidar a las
viudas y a otros necesitados brota de una «religión pura y sin
mancha» que también se revela a sí misma mediante el «conservarse
limpio de la corrupción del mundo» (Santiago 1:26, 27). Cuando
Lucas dice que Dorcas se esmeraba en hacer buenas obras, emplea la
palabra «esmeraba» para referirse principalmente a que su gracia
interior motivaba los hechos exteriores. «Las buenas obras solo son
genuinas y cristianas cuando el alma del que las ejecuta está
impregnada con ellas». Para que el vaso de agua fría sea aceptable
debe darse en Su nombre. Entonces, al igual que Dorcas, ser buena
significaba hacer lo bueno. Sus multiformes buenas obras fluían de
un corazón agradecido hacia Dios por su gracia salvadora.

El comentarista Lange dice que: «La gacela se destaca por su forma
esbelta y hermosa, sus gráciles movimientos y sus delicados pero
brillantes ojos; los hebreos y otras naciones orientales a menudo la
presentaban como imagen de la belleza femenina, y con frecuencia
el nombre se empleaba como nombre propio, en el caso de las
mujeres». No se nos dice si Dorcas, cuyo nombre significa «gacela»,
era una mujer hermosa o no. Ciertamente vivió una vida hermosa, y
sus ojos reflejaban la compasión del Maestro a quien tan fielmente
servía. Todos los que estuvieron bajo su influencia y recibieron su
ayuda vieron en ella la belleza de Jesús. Como discípulo que era,
ciertamente tenía fe en el que la había llamado, pero llegó a ver que
la fe sin obras está muerta. Ella también sabía que las obras sin fe no
tienen mérito alguno ante Dios, así que las manos que repartían
limosnas y cosían vestidos estaban inspiradas desde el interior por
Aquel cuyas manos fueron clavadas a un madero.

Fue un alma generosa
Dorcas la creyente fue asimismo Dorcas la benefactora. «Ésta se
esmeraba en hacer buenas obras y en ayudar a los pobres». ¡Qué
significativas son esas cuatro palabras! Por ahí hay muchas personas
bien intencionadas que se sientan y hablan acerca de obras de
caridad que nunca llevan a cabo. A veces proponen algunas obras y
dejan que otros sean quienes las ejecuten. Dorcas no solo pensó en

maneras de ayudar a los necesitados sino que también llevó a cabo
sus planes. ¡Se esmeraba en hacer! Ella sabía lo que podía hacer y lo
hizo. Al estudiar los personajes femeninos de las Escrituras es
interesante descubrir cómo varios de ellos se destacan por una u otra
gracia o acto de misericordia.
A Rizpa la recordamos por su amoroso cuidado de los muertos.
A la viuda de Sarepta por dar pan al hambriento.
A Ana la profetiza por su ayuno y oración día y noche.
A Marta, como la reina de la hospitalidad.
A María por su frasco de ungüento perfumado.
Juana, y su servicio a Jesús.
A Dorcas, por su cuidado de las viudas y por abrigar a los pobres.
Además, unos pocos personajes de la Biblia han servido de
inspiración a valiosas instituciones para el bienestar de la sociedad
humana:
María Magdalena: hogar para las chicas perdidas y descarriadas.
Lázaro: cuyo nombre llevan algunos hospitales que cuidan del
enfermo y el pobre.
Dorcas: fuente e inspiración para las Sociedades Dorcas en todo el
mundo.
Entre sus buenas obras estaba la confección de abrigos y
vestimenta para las viudas y los necesitados de la iglesia y la
comunidad con sus amorosas manos. El servicio práctico y
desprendido de esta cristiana humanitaria ha llenado el mundo con
su fragancia, pues de aquel pequeño pueblo de Jope fluyeron una
multitud de organizaciones caritativas y de benevolencia en las que
las mujeres se han destacado. Ante Dorcas se presentó la misma
pregunta que se le hizo a Moisés cuando sintió que él no era el
hombre que debía librar a Israel de la esclavitud egipcia: «¿Qué
tienes en la mano?» Y Moisés respondió: «Una vara» (Éxodo 4:2). Y
esa vara se convirtió en el símbolo del poder divino que se le había
otorgado. «¿Qué tienes en la mano?», le preguntó el Señor a Dorcas.
Ella dijo: «Una aguja», y él tomó lo que ella tenía y ella cosió por
Cristo. Toda la alabanza vaya entonces a la aguja que representaba
la generosidad práctica entre los necesitados. Las vestimentas que

Dorcas cortó y cosió representaban la fe cristiana en acción.
«Necesité ropa, y me vistieron», dijo Jesús de aquellos que vistieron
a sus hijos pobres y destituidos.

Lloraron su muerte y la extrañaron
Fue un día triste para la iglesia en Jope cuando uno de sus más
amadas y devotas miembros murió en medio de sus obras de
caridad. «A la muerte le gusta una marca brillante, un silbido como
señal», y la muerte encontró dicha marca en la bondadosa Dorcas
cuya muerte fue un golpe para la comunidad. La vasija que contenía
el costoso ungüento se rompió y el olor llenó la casa como nunca
antes. Unas manos cariñosas lavaron el cuerpo y lo colocaron en la
recámara superior con los sentimientos expresados por el poeta:
Hermana, fuiste dulce y adorable,
Suave como la brisa del verano,
Agradable como el aire de la mañana
Cuando flota entre los árboles.
Aunque sin lugar a dudas Dorcas era dueña de su casa, parece que
no tenía familiares que lloraran su partida. Las viudas a las que
había vestido y para quienes había sido una amiga, la prepararon; y
prevaleció una gran tristeza. Aunque fue tan diligente por el bien de
otros, Dorcas murió en medio de una vida útil. El escritor tenía un
amigo predicador que siempre decía que quería morir con sus botas
puestas, y así sucedió un domingo en la mañana mientras predicaba
el evangelio. ¿Es posible que Dorcas haya sido llamada de repente
con su aguja en la mano? ¡Qué tremenda forma de partir!

Resucitó de los muertos
Los demás discípulos de la iglesia en la que había adorado,
supieron que Pedro estaba cerca y enviaron a dos miembros a
rogarle al apóstol que visitara la dolida comunidad. Ellos sabían que
él había ejercido poder sobrenatural, y sin duda albergaron la
esperanza de que su muy amada benefactora pudiera vivir
nuevamente. Como fiel ministro que era, Pedro no demoró en

acompañar a los dos hombres a la recámara de defunción en Jope
donde estaban reunidas las viudas llorando. El apóstol debe haberse
conmovido al ver cómo exhibían reverentemente los abrigos y
vestidos que Dorcas había hecho para ellas. Entonces, siguiendo el
ejemplo de Cristo cuando resucitó a la hija de Jairo, «Pedro hizo que
todos salieran del cuarto; luego se puso de rodillas y oró» (véase
Juan 11:41, 42). Cuando sintió que su petición había sido recibida,
Pedro habló la palabra de poder y autoridad: «Tabita, levántate», y
la vida regresó a ella. Dorcas se sentó, y Pedro la presentó viva a los
santos y a las viudas (véase Mateo 9:25; Marcos 5:40, 41).
¡Qué escena tan conmovedora debe haber sido! Qué tremendo
gozo debe haber reinado entre los santos y las viudas, ahora que la
tan querida Dorcas estaba viva nuevamente, y en su vida resucitada,
con entera dedicación al servicio del Maestro, estaba dispuesta a
volver a tomar la aguja. Su regreso de la muerte debe haber sido de
gran ganancia para la iglesia. Su único problema era que tendría que
enfermarse nuevamente y cruzar por segunda vez las puertas de la
muerte.

Fue motivo de avivamiento
La resurrección de Dorcas tuvo un doble efecto. Primero que todo,
el milagro consoló a los que se lamentaban pues había regresado a
su vida de buenas obras y limosnas. Este milagro fue como los de
nuestro Señor, de misericordia. El segundo efecto fue convencer a
todos de la verdad de la fe cristiana por el testimonio de un poder
milagroso. El mensaje resonó por todo Jope: «¡Dorcas está viva!» «y
muchos creyeron en el Señor». El milagro efectuado en aquel
aposento alto no fue entonces un milagro por el mero hecho de
hacer un milagro. Dorcas resucitada de la muerte física se convirtió
en la causa de la resurrección de muchos de sus tumbas de pecado e
incredulidad. Cómo deben haber aumentado los miembros de la
iglesia de Jope debido a los que recibieron la salvación como
resultado del regreso de Dorcas del imperio de la muerte. Leemos
que tras la resurrección de Lázaro muchos de los judíos creyeron en
Jesús. ¿No se cumple lo mismo en una resurrección espiritual? Una

vida transformada atrae a otros hacia el Salvador. Leemos que
después del milagro, Pedro permaneció en Jope durante muchos
días, y podemos asumir que su ministerio ayudó grandemente a la
iglesia allí en el afianzamiento de los recién convertidos. Pedro se
hospedó con Simón el curtidor, un santo que preparaba pieles para
la gloria de Dios, de igual forma que Dorcas confeccionaba sus
vestidos con manos consagradas.

Una lección que debemos recordar cuando dejamos a nuestra
piadosa benefactora es que ella no estaba consciente de la magnífica
obra que hacía y del largo alcance de sus consecuencias. Dorcas no
aspiraba a ser una líder, sino que estaba contenta con quedarse en su
casa y tratar de hacer todo lo que podía de todas las formas que
podía. De esta manera, a pesar de sí misma, se convirtió en una gran
líder de una causa filantrópica casi universal, igual que hizo «La
señora de la lámpara», Florence Nightingale, cuando fue a Crimea a
cuidar de los soldados heridos y moribundos en el campo de batalla.
¡Que tengamos la gracia suficiente para hacer lo que venga a
nuestras manos, como si fuera para el Señor!

Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía.
Hechos 9:36

¿Testifican nuestras vidas con tanta claridad como lo hacía la de Dorcas? Al vivir, al morir, o al ser resucitada, ella glorificó a su Señor. Si nosotros muriéramos, ¿querrían nuestros compañeros cristiano tenernos de regreso como un poderoso testimonio cristiano?

Lockyer, H. (2004). Todas Las Mujeres de la Biblia. Vida.

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“Transformando Personas en Líderes”

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